La chica de la curva.

Aunque, en principio, no parece tener relación con el fenómeno OVNI, quiero reseñar aquí un extraño acontecimiento que me ocurrió en mis tiempos de estudiante y que ha venido a mi memoria al contemplar cierto programa televisivo que hablaba sobre la ya conocida leyenda de "La chica de la curva", ya saben, el fantasma de una chica que se aparece a los automovilistas para advertirles de algún peligro en la carretera y luego desaparece misteriosamente. Existen diversas versiones sobre esta leyenda que ubican en fenómeno en distintas carreteras de diversos países.

En mi época de estudiante en Verlertown, mis compañeros hablaban con frecuencia de cierta curva en la carretera 32. A pesar de lo inquietante del caso, noté, con mi habitual perspicacia, un cierto tono burlón y misterioso cuando se referían al tema, actitud que me intrigó siempre y que sólo puedo atribuir a la inconsciencia propia de la juventud o a alguna influencia mental externa de origen desconocido. Pero esa es otra historia.
Lo cierto es que, cierta noche primaveral, espoleado por mi inquieto espíritu investigador, decidí pasar por la famosa carretera en busca del misterio. Conduciendo despacio, me aproximé a la curva en cuestión sin distinguir nada anormal, Cuando, desilusionado, estaba a punto de regresar al college, una presencia en el arcén llamó mi atención. Se trataba de una figura femenina que, a la luz de la única farola, permanecía parada junto a la carretera.
Había algo inquietante en el personaje. A pesar de lo avanzado de la hora, vestía unas ropas escuetas que dejaban a la vista lo que parecía ser una exuberante anatomía femenina. Sin embargo, cierta rudeza en su musculatura y una estatura exageradamente alta me hicieron sospechar la posibilidad de que se tratase de un ser sobrenatural.
Intrigado, me detuve a su lado para contemplar a la figura con más detenimiento. Se acercó al coche y con un ademán significativo me indicó que bajase la ventanilla. Entusiasmado por la posibilidad de establecer contacto con un ser de otra dimensión, accedí a su petición. Nunca olvidaré la frase que, con una voz inesperadamente ronca, me dirigió aquel ser de apariencia inquietante:

- ¿Me das lumbre, guapo?

A partir de ese momento, mi memoria se confunde. Creo que fui víctima de algún tipo de hipnosis inducida. Mis recuerdos se limitan a retazos inconexos sobre la doble naturaleza de aquel ser que, aunque lucía unos generosos pechos femeninos, parecía tener atributos de varón de tamaño inusitado. Ignoro si fui víctima de algún tipo de abducción, pero sospecho que, como en numerosos casos registrados, me borraron la memoria para someterme a alguna exploración anatómica y a una investigación de los objetos cotidianos terrestres. Al día siguiente, observé que mi cartera había desaparecido y sufrí, durante unos días, intensas molestias en la zona rectal, producto, quizá, de algún tipo de sonda descomunal.
Aún hoy, tantos años después, sigo pensando que las leyendas sobre la chica de la curva reflejan, en realidad, contactos con seres extraterrestres.